El arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Jorge Bergoglio, destacó en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), que la liturgia de conmemoración de “La Noche de los Cristales Rotos” (Kristallnacht), el pogrom nazi que dio inicio a la Shoá, realizada en la Catedral Metropolitana “es un paso más en la vida ecuménica” del país, la cual “sin duda mañana puede ser mejor”, y para ello “hay que seguir adelante”.

Por su parte, el presidente de B’nai B’rith Argentina, Mario Wilhelm, consideró que “el marco de la Catedral es tan importante que emociona”.

“Cuando vinimos a solicitarle alguna iglesia encontramos todo el eco en el cardenal, quien nos ofreció la Catedral y dijo que era un honor para él conmemorar la Kristallnacht aquí, como hace 4 ó 5 años”, contó el dirigente a AJN.

“Nuestra institución siempre brega por la lucha contra el antisemitismo y es importante acercar a hermanos para estar juntos conmemorando algo tan trágico como lo que pasó en la Kristallnacht”, agregó.

En tanto, Claudio Epelman, director ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano, transmitió a AJN su “profunda emoción porque es absolutamente singular la presencia del arzobispo de Buenos Aires cooficiando en la Catedral Metropolitana una ceremonia por la Noche de los Cristales Rotos”, lo cual “casi no tiene precedentes en el mundo” y “ratifica nuevamente los vínculos que el cardenal Bergoglio ha sabido construir con la comunidad judía y viceversa, como una muestra más de la relación extraordinaria que hay entre católicos y judíos -y en general, de coexistencia- en la Argentina”.

Respecto de su reciente encuentro con Benedicto XVI, el funcionario recordó que “con su discurso, el Papa sintetizó los dos mil años de historia” de convivencia entre judíos y cristianos, “cuando dijo: ‘Evidentemente, desde Nostra AEtate son muchos los pasos que hemos dado y es mucho lo que aún nos resta por hacer’”.

“Creo que existe una vocación inquebrantable, tanto de la Iglesia como de las comunidades judías, de seguir haciendo para cerrar cada vez más esta brecha” interconfesional, añadió.

El homenaje se inició con la lectura del texto “De la muerte a la esperanza”, del rabino León Klenicki z”l y el doctor Eugene Fischer.

En su discurso, Bergoglio subrayó que “en aquella época, muchos se hicieron los distraídos; no solo hombres y mujeres se desentendieron de la propia carne en los campos de exterminio, sino países enteros, que por conveniencia política miraron para otro lado teniendo medios a su alcance”, como “aquella potencia que tenía la forma de acceso al campo de exterminio y no se animo a bombardear”, en tácita alusión a los Estados Unidos.

“Pido perdón por este pecado de desentendernos de nuestra propia carne, que es la de nuestros hermanos; el mundo debe hacerse solidario”, prosiguió.

Por su parte, el rabino Alejandro Avruj, de la Comunidad NCI-Emanu El, se mostró “profundamente conmovido por el marco de esta ceremonia y los textos compartidos con el cardenal Bergoglio de una gran significancia para esta conmemoración”.

“Si después de 4000 años estamos aquí es porque tenemos un mensaje para dar”, transmitió el rabino, quien resaltó que “a cada destrucción” se debe “aprender a responder con una nueva construcción”.

“Cuando incendiaron las sinagogas, tiraron al piso los libros sagrados, los pisaron, los quemaros, los destruyeron a esos libros litúrgicos del pueblo judío, que incluían rezos y poesías que es nuestra forma de encontrarnos con Dios. A través de estos libros uno tiene el encuentro con lo divino”, señaló.

En este sentido, Avruj comentó que hace sólo dos meses, la Fundación Judaica y la congregación NCI-Emanu El, que tiene como origen a los judíos alemanes escapados de esa noche, de la Kristallnacht, acaban de editar “un nuevo Sidur, con rezos que tiene que ver con nuestro Shabat y con lo que buscamos para nuestros hijos”.

Justamente, uno de los momentos destacados de la ceremonia de anoche fue la entrega al cardenal Bergoglio de una nueva edición del Sidur (libro de oraciones diarias), como símbolo de aquellos textos que fueron destruidos en la Kristallnacht.

En diálogo con AJN, Avruj expresó que se sintió “profundamente honrado” de haber sido convocado para “semejante evento que se haga en semejante lugar”. “Es clave que a partir del mensaje eterno que tiene nuestro pueblo, que incluso habiendo transitado tanta destrucción pudo aprender a responder con construcción”, dijo el rabino, a lo que agregó que “el encuentro entre diferentes ideologías, pensamientos, religiones, formas de vida, es clave para la construcción de la sociedad en la que queremos vivir”.

“Se vio en el año ’38, en la Kristallnacht, que lo que se rompió fue ese pacto en el que los hombres tenemos que vernos como hombres distintos, diferentes, con nuestra forma de pensar, de soñar, de rezar, de vivir y de creer o no. Ese es el frágil cristal que se destruyó la noche del 9 de noviembre de hace 74 años. Es una enorme demostración que seguimos trabajando por el encuentro, el diálogo y por la integración”, aseveró el Arvuj.

Consultado sobre la actualidad del diálogo interreligioso, el líder espiritual de la comunidad NCI-Emanu El destacó que es algo en lo que viene trabajando desde “hace años” y resaltó que el encuentro de ayer fue “una demostración”.

“El islam, el cristianismo, el budismo, el evangelismo y nosotros la tradición de Israel nos encontramos en un montón de foros y espacios para dar charlas, para mostrar de que aquellos que dicen que es por culpa de la religión que existen las guerras están profundamente confundidos. Yo digo que se necesita más religión para traer más paz, pero la religión en la que entienda cual es el mensaje”, sostuvo.

Asimismo, el rabino destacó el trabajo que realiza junto a los chicos de la Escuela Arlene Fern en la villa 31 del barrio de Retiro.

“Con los chicos de Escuela Arlene Fern, de NCI-Emanu El y de Talmud Torá, la parte iniciativa del proceso de estudios consiste en participar en proyectos solidarios y ese es un buen ejemplo porque nos encontramos mancomunados con la Iglesia, particularmente con Caritas y el Padre Pepe, y fue allí donde nos conocimos con Bergoglio”, contó el rabino.

Avruj resaltó que puede “dar fe que el mismo cardenal estuvo en la villa asistiendo a gente y es una buena forma de decir que no es solamente palabras, no solo es acto de demonios y discursos sino que hay muchas mas cosas que nos unen de las que nos separan”.

Como es tradicional, el acto continuó con el encendido de las seis velas en memoria de las víctimas de uno de los hechos más trágicos de la historia.

La primera, en memoria de los sobrevivientes de la Shoá, les correspondió a Nuncia Golib y Sara Rus, mientras que la segunda fue en memoria del millón y medio de niños asesinados en el Holocausto y la tercera, por los adolescentes, a cargo de alumnos del Instituto San Ambrosio y la Escuela ORT.

La cuarta vela se encendió en reconocimiento a las organizaciones que guardan la memoria del accionar nazi, como la Fundación Memoria del Holocausto y Generaciones de la Shoá en Argentina, y les tocó en turno a Diana Wang, presidenta de esta última, y Bimba Brenner, representante de la Comunidad Lamroth Hakol.

La quinta luminaria fue dedicada a los sabios, intelectuales, artistas y comerciantes asesinados por el nazismo por el solo hecho de ser judíos y fue encendida por Gloria Padilla, de la Comisión Episcopal Ecuménica, y Martha de Antueno, directora de Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones de la Conferencia Episcopal Argentina.

La sexta vela fue encendida por Bergoglio acompañado por el rabino Avruj.

El evento, organizado por la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Buenos Aires y el Comité de Diálogo Interconfesional de B’Nai B’Rith Argentina, con la adhesión de la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana, contó con la presencia de autoridades nacionales y porteñas; y embajadores y otros representantes diplomáticos, entre los cuales se destacaron los de Alemania, Israel y Austria; y miembros de otras confesiones religiosas, sobre todo 39 jóvenes focolares de diferentes partes del mundo.

También participaron representantes de las iglesias Evangélica Metodista, Luterana Unida y Presbiteriana San Andrés; el presidente en ejercicio de la DAIA, Julio Schlosser; el escritor Marcos Aguinis; y el Coro de la Sociedad Hebraica Argentina.

En la noche del 9 de noviembre de 1938 los nazis profanaron y destruyeron más de 1.000 sinagogas, mataron a decenas de personas, encarcelaron a 30.000 judíos en campos de concentración, negocios y empresa fueron saqueados.

El mundo se mantuvo en silencio, en lo que fue calificado como el comienzo de la Shoá.

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